Conversación entre un pescador de mosca seca y otro de ninfa aguas abajo del pantanín, en el río Luna.

"Dedicado a todos los rios leoneses de los que tanto he aprendido y disfrutado, y en los que he gozado de los mejores momentos de mi vida". 

A la sombra de la vieja palera

Después de haber tenido que sopotar una mañana canicular, decidí sentarme a la sombra de una vieja palera en la misma orilla del río. Todo estaba quieto, las hojas de los chopos flotan ingrávidas, como si no necesitasen de sus pecíolos para sostenerse. El sol brillaba alto en un cielo azul profundo en cuya inmensidad flotaban algunas estrellas rezagadas, como esas hemosas mujeres que después de una noche de orgía se dirigen soñolientas al hogar con los vestidos deslucidos, las flores marchitas y los ojos empañados por el desvelo.

Allá, muy lejos, una luna borrosa y sucia, semejante a un vidrio viejo salpicado de nieve, descendía al ocaso como una oveja perdida entre nubes algodonosas suspendidas en la atmósfera. Los jilgueros se habían refugiado bajo la sombra protectora de las ramas de los árboles, y ya no cantaban como lo habían hecho por la mañana. 

Mis ojos se movían de un lado a otro buscando el origen de cada ruido; el arrullo de una torcaz sesteando a la sombra de la arboleda, gu-guu-gu, gu-guu-gu..., el monótono canto del cuco resonando en la soledad más absoluta, cuu-cu, cuu-cu, cuu-cu..., la chorrera cercana gorgoteando su incesante canto fluvial. Todos los sonidos se entremezclaban formando un magnífico himno confundido en un solo canto.

Aguas abajo

Miré de reojo a mi fiel e inseparable caña, y a la vieja mosca que aún seguía atada al terminal, una de esas gloriosas moscas que ha sobrevivido al naufragio del olvido como testamento de una época gloriosa de la pesca con mosca en León. A las dos las susurré… ¿os acordáis?

Sin esperar respuesta ni tampoco nuevas cebadas, pues la experiencia me decía que las truchas tardarían un buen rato en estar de nuevo activas, me dispuse a esperar acontecimientos.
¿Y por dentro qué? Por dentro me invadía una revolución de recuerdos y vivencias pasadas de épicas peleas con las grandes truchas y eclosiones masivas de insectos en este tramo del río Luna por debajo del "pantanín". 

Entre tanto, el agua fluía mansamente bajo mis pies, era un bálsamo relajante para el cuerpo, pero mi mente seguía inquieta, momentos antes de sentarme, una trucha grande me había roto el bajo de línea llevándose la mosca en su boca, antes ni tan siquiera de poder verla o sentirla en mis manos.

Sin darle excesiva importancia pensé resignado… son las servidumbres de pescar con estos hilos tan finos, si pescara con hilos más gruesos tal vez esa trucha grande no se hubiera llevado la mosca, pero entonces ella habría visto el hilo y yo ni tan siquiera hubiera sabido que allí moraba una trucha grande.

Abstraído en mis pensamientos, el embrujo relajante que me rodeaba desapareció al percibir un movimiento a la salida de un recodo del río, a unos doscientos metros aguas abajo de mi posición, tuve que concentrar la mirada para percatarme que lo que estaba viendo era otro pescador que avanzaba lentamente por el río pescando también a mosca seca.

Este tipo sabe lo que hace, pensé. Sus movimientos eran discretos y sus lanzamientos armoniosos y precisos, cumplía a la perfección uno de los criterios básicos en la pesca con mosca, claro que no vasta con ser un perfecto lanzador para ser un buen pescador de seca, se necesita además mucha experiencia, y sobre todo se requiere condiciones físicas y aún morales sin las cuales no es posible concentrarse para pescar bien. La mejor teoría del lanzado se estrella a veces ante una naturaleza agreste, un cuerpo obeso y pesado, una vista defectuosa, unos nervios revolucionarios, o una mente alterada.

Por la pinta y hasta donde me alcanzaba la vista parecía un pescador bastante ágil, aunque no creo que capture muchas truchas con esta inactividad de los peces, seguramente será un recién llegado, ¡lástima que no haya llegado antes! Se hubiera divertido.
Ami siempre me ha gustado observar a otros cofrades mientras pescan, especialmente si lo hacen bien, y aquel pescador era un buen “mosquero”, no había más que ver sus buenas maneras.

De repente, el pescador hizo un movimiento brusco con la caña y vi como esta se arqueaba. Instantes después, una trucha salpicaba furiosamente la superficie del agua intentando liberarse de la mosca, pero no lo consiguió y el pescador la devolvió la libertad sin apenas sacarla del agua. Me sorprendió que no se detuviera a secar la mosca y que continuara lanzando con impecable estilo.

Unos minutos después y ya cerca de mi posición, el pescador capturó de nuevo otra trucha que devolvió al agua de la misma forma que la anterior. Siguió lanzando sin pararse a revisar la mosca que sin duda estaría algo deteriorada y mojada. ¡Ah claro! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Mi colega viene pescando a ninfa con una línea muy fina, y a juzgar por lo armonioso de sus lances con una ninfa muy pequeña.

Al llegar a mi altura el pescador me saludó cortésmente. Tal como mi imaginación le había visto le vieron mis ojos: de estatura media y sexagenario, rostro bronceado, ojos avellanados y perspicaz mirada, de frente elevada y nariz tónica, adornada con un bigote entrecano casi blanco, revelando mechones de cabellos grises al quitarse la gorra para secarse el sudor.

—¡Hermoso día! Le dije al observar que se disponía a sentarse a mi lado.

P:— Desde luego que si, me dijo el pescador (P) mientras apoyaba su caña cuidadosamente sobre una de las ramas de la palera.

—Y, ¿qué tal se portan las truchas de este coto? Veo que recién llegado ya ha capturado alguna.

P:— mejor “picaban” hace un rato, realmente llevo cuatro horas divirtiéndome hasta que empezaron a escasear los toques, no crea que acabo de llegar.

— ¿A capturado alguna trucha grande? A mi me acaba de llevar la mosca una no hace mucho tiempo. 

Entonces el pescador me contestó con la indulgencia de los seres superiores y la seguridad de los maestros, y no es de extrañar, pues en una tierra donde la naturaleza ha vertido en ella sus dones para la pesca, hay muchos maestros, y este en la pesca con mosca por lo visto lo era.

P:— Alguna he capturado, pero dignas de mención solamente dos. ¡Eran magníficas! ¡Una de medio kilo, y la otra rondaría el kilo!

— ¡Claro! Pescando con ninfa siempre se suele usar un hilo más grueso.

P:— Alguna más habría capturado si no tuviera que emplear puntas tan finas.

— ¿Qué quiere decir usted con eso de puntas tan finas?

P:— Para mí pescando bajo el agua que es generalmente mi modalidad preferida, utilizar una punta del 0.12 es equivalente a su 0.10, dijo el pescador después de echar un vistazo a mi caña. Un hilo más grueso aseguraría la captura de las truchas más grandes, pero sería visto por ellas y ya no se decidirían a tomar la ninfa. Además, entre más fino sea el hilo, mejor y más rápidamente profundizan las ninfas, y lo que es más importante, las derivas son más naturales y eso se traduce en más “picadas”.

P:— Pero consuélese usted por perder moscas en la boca de las truchas grandes por usar hilos tan finos, yo además de eso, pierdo mis ninfas cuando se clavan en las raíces y ramas sumergidas por muy débiles que estas sean. A propósito, y sin ánimo de ofender, ¿descansaba usted, o es que dejaron de subir las truchas a sus moscas?

Entonces sentí por un momento una pequeña punzada en mi orgullo de “mosquero”. Ambos sosteníamos una mirada limpia y noble, enseguida nos dimos cuenta de que nos caíamos bien.

— Bueno, respondí, un poco de ambas cosas. Si he de serle sincero, cuando las truchas dejan de cebarse en superficie, el mucho pasar la mosca sin resultados, también llega a cansarle a uno.

P:— Disculpe que le corrija, las truchas sí que están activas, usted mismo me ha visto capturar alguna no hace mucho tiempo. Querrá usted decir que no están activas en superficie.

— Bien, reconozco que así debe ser y le felicito por sus capturas.

P:— Y… entonces, ¿por qué no pesca usted bajo el agua cuando cesa la actividad en superficie? Las truchas bien pueden seguir activas ahí abajo.

— No, si yo suelo pescar al “hilo” con un par de perdigones, pero en estas circunstancias de poca agua y tan avanzada la temporada prefiero pescar a seca, y créame que no es por un simple capricho, dicho sea con todos mis respetos hacia usted.

P:— Conozco la pesca al “hilo”, una técnica muy antigua y muy efectiva si se practica correctamente, pero poco convencional, además, es una técnica que contradice todos los principios de la pesca con sedal pesado y por tanto, no debería considerarse una modalidad más dentro de la pesca con mosca.

— Siento discrepar de usted amigo, y no debería molestarle que discrepe del concepto que usted tiene sobre la pesca al “hilo”, pues si opinara como usted no podría fundar mi disidencia ni haber conversación posible. Mire, dejeme que le explique; los perdigones no son otra cosa que imitaciones de ninfas de bétidos de diferentes tamaños y colores bien barnizados, nada que ver con las ninfas peludas que suelen usar ustedes. Y el hilo que sustituye a la línea de mosca, bien pudiera ser un bajo extralargo de diámetro uniforme.

Los ojos del pescador de profundidad brillaron un instante fijos en los míos. Se le notaba a gusto con la conversación que manteníamos los dos, al fin y al cavo los comentarios de pesca son siempre agradables, tanto o más que el acto mismo de pescar. Pero al mismo tiempo se podía apreciar en su cara que algunas de mis palabras no le había gustado demasiado, sintiéndose algo herido en su orgullo de “ninfero”, como si hubiera recibido un gancho que él no esperaba.

El hombre un poco aturdido, acusó el golpe, pero se recuperó rápidamente contraatacando y decidido a ejercer una defensa agresiva pero respetuosa de su técnica de pesca y de su afición por ella. Para probar mi temple como pescador de seca me lanzó el siguiente dardo envenenado.

P:— Su rechazo por la pesca con ninfa se escuda tras un bosque de excusas. ¿No estará usted ocultando que en realidad no sabe pescar a ninfa? La pesca con ninfa con sedal pesado como la que practico yo, no es una técnica apta para mosqueros torpes. Por cierto, las ninfas peludas que tanto le disgustan, son tan eficaces como los perdigones que utiliza usted, solo que necesitan una manos expertas que las sepan guiar bajo el agua con total naturalidad, y eso no está al alcance de todos los pescadores.

Como el amor propio es mal consejero y el apasionamiento debilita los destellos de la razón, me tranquilicé un poco para no dar por finalizada la conversación tan pronto.

— ¡Nada de eso, amigo! Y no pretenda usted provocarme con preguntas y afirmaciones agresivas, pues no lo conseguirá. La elección de la pesca con mosca seca tiene para mí dos motivos principales, su eficacia y su gran belleza. Pescando con ninfa tan solo se tiene control sobre ellas cuando se pesca en corto, con la caña alta y el bajo tenso.

P:— Habla usted de belleza … ¿ha pescado alguna vez con ninfa a trucha vista? La gran mayoría de pescadores con ninfa lo hacen a ciegas, esperando que sus ninfas vayan a parar donde intuyen que puede haber una trucha puesta. En realidad no saben que la forma más excitante de practicar este arte es la pesca a trucha vista.

— Disculpe, por un momento pensé que estaba usted hablando de la pesca con mosca seca, precisamente esa es nuestra técnica, ponerle a la trucha una mosca en los morros. Ustedes los pescadores de ninfa descubren una trucha puesta solo cuando están quietas, a medias aguas, o en el fondo con aguas claras. Es cierto que en esa circunstancias les produce emoción, pero ¿ es esa emoción comparable con la visión de los aros que ban dejando las truchas en sus reiteradas cebas, y que el pescador de seca puede divisar  a gran distancia? ¿Hay actividad mental más emocionante que la de memorizar el punto donde se cebó una trucha mientras se ataca otra subida? Y que me dice de las emociones y sensaciones que produce ver a una trucha desconfiada seguir la trayectoria de nuestra mosca sobre la superficie del agua, al tiempo que va subiéndo lentamente acercándose tanto a ella como si la fuera a oler para comprobar si es real o falsa. Créame amigo, en estos casos hay que tener unos nervios de acero.

— ¿Cuántos aficionados de ambos hemisferios, pescadores de mosca seca, admiten lo atractivo de esta modalidad de pesca? Y reconocen que alegra el espíritu y remueve la sangre, que no hay ejercicio como este que de tanto sosiego al alma y lozanía al cuerpo, que nos apasiona, que nos lleva de jóvenes al desprecio de la salud y de viejos al instinto de la temeridad, pues los deleites de la pesca con mosca seca son de los que duran toda nuestra existencia y rememoran en nuestra vejez.

Confiéseme que la pesca con ninfa a trucha vista es más ocasional y raro de lo que usted me quiere hacer creeer. Todo lo demás es pescar a ciegas. Y ya sabe, lejos de la vista, lejos del corazón.


P:— La peca a trucha vista de los que pescamos a ninfa, no es mucho más ocasional que la pesca sobre las cebadas que practican ustedes muy de vez en cuando, dicho sea de paso. Esos días en los que los ríos hervían de cebadas han pasado a la historia. Ustedes tienen la ventaja de detectar las truchas cuando están activas cebándose en superficie o muy cerca de ella al observar las señales que dejan en la superficie del agua en sus diferentes formas de tomar los insectos. Y, hablando de moscas, ¡también nosotros disponemos de ninfas practicamente flotantes para pescar con ellas cuando la ocasión es favorable!

- Ninfas emergentes que también poseemos los que pescamos en superficie y que son un excelente recurso cuando las truchas rechazan nuestras moscas secas.

P:- Estas imitaciones de ninfas emergentes también están en mis cajas de moscas, y le confieso que las he usado en infinidad de ocasiones con buenos resultados. Los pescadores de ninfa podemos como ustedes detectar miniondas o sutiles cebadas que pueden ser atacadas como si pescáramos a seca con pequeñas imitaciones. Mis preferidas son las de tonos amarronados montadas en anzuelos del 18 sin abalorios, ¡fantásticas en tablas y raseras!

P:- Está claro que los pescadores de superficie y de fondo compartimos esos diez o quince centímetros inmediatos a la lámina superficial del agua. Pero reconózcame usted que un pescador solo de seca es un pescador cojo. Ustedes los de seca desconocen la pesca en profundidad, solo están capacitados para percibir sensaciones en un único plano e ignoran las emociones que proporciona una pesca tridimensional como es la pesca con ninfa.

En este punto, la conversación empieza a tomar tintes algo dramáticos. La observación que hace el pescador de ninfa sobre las sensaciones y emociones me afecta de lleno, acuso el golpe bajo con resignación, pero no me amedrenta y contraataco.

- Ya le he dicho y le reitero que por razones de control, no me importa prescindir de sus maravillosas sensaciones. Si le place, puede usted tentar todo lo que quiera a una trucha a la que ni siquiera ve y cuya "picada" detectará las más de las veces cuando ya sea tarde y la trucha haya expulsado la ninfa. Que unos pocos virtuosos consigan clavar una trucha tras otra, no quiere decir que su técnica sea fácil y eficaz. La pesca en superficie da muchas más oportunidades a un pescador medio que la pesca en profundidad, cuyas mejores oportunidades se las reservan los especialistas que parecen poseer una especie de sexto sentido.

P:- Esto último que usted me acaba de decir se ha convertido ya en un tópico, la dificultad de pescar con ninfa. Yo le diría, y no me lo tome a mal, que la dificultad de la pesca con ninfa está basada en los abandonos de los pescadores de seca endebles y poco constantes, ¿quiere una prueba de lo que le digo? La inmensa mayoría de los pescadores de fondo sabemos pescar también en superficie con notable desenvoltura, cosa que no sucede al revés.

- ¡Me ofende usted ante tal afirmación! Mire lo que le voy a decir; un reputado pescador de este lugar me dijo una vez que él pescaba a ninfa porque nunca había sido capaz de presentar razonablemente bien una mosca seca.

P:- Se de quién me habla, un pescador de oficio hijo de esta tierra. Pero debe admitir que lo de ese pescador es un caso muy raro, ¿conoce usted muchos más casos como este?

- No ciertamente, pero también es verdad que no abundan los pescadores con el grado de sinceridad de ese pescador.

P:- Ustedes, los pescadores de seca, reclaman su técnica como la modalidad más elegante y más refinada de capturar un pez, y en verdad, no dudaré yo de su elegancia, pero ... ¿que me dice usted de la maestría y discrepción de saber presentar una ninfa sin hacer huir o despertar la desconfianza de las esquivas truchas para seducirlas en su propio elemento? Esa delicadeza y esa habilidad supera a todas las filigranas que hacen ustedes para presentar una mosca seca.

- ¡Me está ofendiendo usted de nuevo con tanta insolencia! Lo que acaba de decir es pura tontería. Quienes se esfuerzan en ver filigranas donde solo hay harmonía pierden el tiempo. Nosotros, los pescadores de seca, no hacemos filigranas con la línea de mosca, y usted lo sabe muy bién. Me temo que ha visto demasidos pescadores de seca que van al río con la única finalidad de que los demás pescadores les admiremos, pescadores de media braga, vanidosos y presumidos.

- Le reitero que la pesca en superficie es discreta, y un lance suave y preciso sólo es espectacular por sus resultados, no por la evolución de la línea de mosca en el aire. Donde los mirones solo ven arabescos, el pescador de seca solo ve y siente harmonía en sus movimientos, unos movimientos discretos que solo tienen como objetivo la captura del pez. 

- Nosotros, ni siquiera presumimos de posar una mosca con elegancia, decimos simplemente que ha sido un buen lance, cedemos nuestro mérito en un acto de modestia. Eso sí, un mosquero pedante presumirá de que él posa la mosca como nadie, un docto parlante que todo lo sabe, aunque ignore casi todo. Es en suma un pescador estrafalario, una calamidad con caña, que cuando no compadece a los que pescan por afición dirigiéndoles miradas de olímpico desdén, diserta para demostrar lo mucho que ignoran quienes le ven.
Esos "pescadores" formados exclusivamente en el lanzado, no saben pescar y sufren por dentro viéndose humillados al contacto con la brava naturaleza y con los verdaderos pescadores.

- Por eso, la pesca con mosca seca no es diversión, ni mucho menos empresa enderezada a fortalecer el cuerpo y espaciar el ánimo. La pesca con mosca seca encarna la esencia misma de la pesca con mosca y sedal pesado, fiel a las raices de este deporte. Es en ocasiones algo así como resolver un problema algebráico o practicar una ceremonia religiosa, cuanto mayor serenidad y corrección mejor. Ya lo decía Ortega y Gasset: "La pesca para ser pesca, tiene que ser escasa y difícil". El sólo y exclusivo afán de pescar mucho, entrega el gusto y produce cierta embriaguez mental, incompatible con la dificultad, las delicias y los placeres de la pesca con mosca.

P:- No me haga juegos de palabras, que parece ser su especialidad y presénteme argumentos sólidos de las virtudes de la pesca con mosca seca. Hablemos de eficacia entre una y otra técnica. ¿Dispone de muchos recursos la pesca en superficie? Yo se lo diré, la eficacia de la pesca con mosca seca queda limitada a que las truchas se alimenten en superficie o muy cerca de ella, o que alguna se mantenga en su puesto de caza esperando atrapar algún insecto terrestre que accideltalmente caiga al agua. ¿Y que hacen los pescadores de seca cuando esto no sucede? Normalmente sentarse como lo ha hecho usted hoy.

Al defenderme de sus acertados argumentos, no hacía más que darle la razón con los míos.

- Los pescadores de mosca seca disponemos de imitaciones de insetos terrestres como homigas, escarabajos, grillos, orugas y saltamontes. Estos insectos nos ofrecen excelentes oportunidades cuando aumentan las temperaturas.

P:- No es ningún secreto que los terrestres pueden ofrecer a los pescadores de seca excelentes oportunidades, lo que es menos conocido es que los terrestres también ofrecen a los pescadores de profundidad buenas oportunidades. Aunque los insectos terrestres generalmente se mantienen a flote cuando caen al agua sin querer, a menudo se sumergen por remolinos u otras causas. Cuando esto sucede, aumentan para nosotros las posibilidades de que las truchas decidan comerlos. Esto se debe en parte a que estos insectos son indefensos una vez que se deslizan por debajo de la superficie del agua, pero también a que las truchas son más eficaces alimentándose bajo el agua.

- Está claro que tanto para ustedes como para nosotros esto significa llevar, y pescar, con patrones terrestres.

P:- De hecho, aunque la mayor parte de lo que se cuenta y se escribe sobre la pesca con terrestres se centra en la pesca en superficie, creo que las mejores oportunidades se encuentran más profundamente, allí donde ustedes los de seca poco pueden hacer.

Desquiciado por la firmeza de sus argumentos al defender su técnica de pesca bajo el agua, se me ocurrió la idea de ponerle en una situación comprometida y tantearle con algún planteamiento para el que difícilmente tendría respuesta. 

- Sepa usted que los pescadores de mosca seca también disponemos de moscas atractoras o de conjunto, son moscas que difícilmente pasarán desapercibidas pora las truchas, ya sea por su volumen o por sus caprichosos colores, y algún pez siempre está dispuesto a atacarlas, salvo que estén encuevados, en ese caso no habrá nada que hacer, ni para nosotros ni para ustedes.

P:- ¿Está usted seguro de que un pescador de profundidad abandonaría tan fácilmente? Vea las posibilidades de nuestro método de pesca: simplemente mediante una línea de punta hundida, podemos rastrear más eficazmente todos los niveles del agua donde las líneas flotantes tienen sus limitaciones, además, cambiándo el peso de nuestras imitaciones podemos hacer llegar las ninfas "peludas" al fondo del río donde los peces están a salvo de pescadores como usted.

En este punto de la conversación me suelta una coz que me deja medio grogui. Aturdido y desconcertado por el golpe recibido, solo se me ocurre preguntarle... ¿Y cuando las truchas no están activas en el fondo del río?

P:- Los "bichos lanudos" mueven en ocasiones esas truchas perezosas y refugiadas en los fondos del río entre las raices y las piedras.

Al oir sus palabras, me enderecé como picado por un mosquito en el cuello.

- ¡Oiga, eso de "bicho lanudo" será usted! Que no porque pesque muchas truchas con su método, le da derecho a insultar.

Entonces, el pescador de profundidad irrumpió en una sonora carcajada que me enfureció aún más.

P:- Amigo mio, los "bichos lanudos" son los populares Wooly buggers, unos señuelos llamados estrimers, creados por Russel Blessing en Pensylvania en los años sesenta del siglo pasado, aunque aquí en León no se conocieron hasta la década de los ochenta de la mano de los ingleses, que por aquel entonces frecuentaban nuestros ríos en busca de las bravas y enormes pintonas que había.

- ¡Pero como le gusta a usted complicar las cosas! ¿No sería más sencillo decir "moscas provocadoras" en lugar de "bichos lanudos"?

P:- En contra de lo que muchos pescadores piensan, la pesca con estrimers, o si lo prefiere con "moscas provocadoras", no es una disciplina precisamente sencilla. Exige un adecuado dominio de las distintas técnicas de lanzado, y sobre todo, un gran conocimiento del manejo y habilidad del pescador para dotarlo de vida bajo el agua, además de conocer a la perfección el hábitat de las truchas.

P:- El estrimer es algo que por necesidad siempre tengo que probar en todas las aguas profunfas y paradas en las que pesco. Este señuelo me produce grandes satisfaciones. Es una pesca activa y dinámica, pero muy arriesgada si no se domina bien la técnica del lanzado, no es la primera vez que han tenído que extraerme un anzuelo grande, pero este es el precio que a veces hay que pagar por tener la posibilidad de ver salir de sus refugios a las grandes truchas del río.

-¡Oiga!... y con todo eso del anzuelo que me cuenta... ¿no estará usted convirtiendo la imprudencia en heroísmo?

P:- ¡Ni por asomo! Los anzuelos no me los clavo por gusto, y precisamente porque duelen, pongo el máximo cuidado al lanzar estos señuelos.

- ¿Ha pescado usted mucho a cucharilla, verdad?

P:- Sí, ¿como lo ha adivinado?

- Por sus elogios y por la descripción apasionada que ha hecho del estrimer. Yo también fuí pescador de cucharilla allá por los años sesenta y setenta, y también de mosca ahogada con cinco mosquitos, a veces solo con cuatro cuando me quedaba al sereno y quitaba el rastro, pero nunca pesqué con estrimers. Supongo que no se podría hacer lo mismo con un estrimer que con una cucharilla.

P:- ¡Pués claro que no! Su comparación me parece odiosa por lo ridícula. Ya puestos a comparar, yo le diría que la pesca en superficie es como ir a ver a tu equipo de fútbol y quedarse a las puertas del estadio sin poder entrar, mientras que la pesca en profundidad es ver a tu equipo en el palco de autoridades aplaudiendo las buenas jugadas.

- ¡Oiga! Volviéndo a esas "moscas provocadoras" que tanto le apasionan, dígame, ¿la palabra "mosca", no debería aplicarse solo a los insectos de los que se alimentan las truchas?

P:- Es cierto que los estrimers no son artificiales que imiten moscas naturales, sin embargo, desde siempre han sido introducidos en el grupo de moscas atractoras. El cocepto de una mosca artificial amigo mio, es mucho más amplio de lo que generalmente podemos creer y no tiene porqué circunscribirse solamente a los insectos naturales por muchos que la naturaleza nos pueda ofrecer. Un ratón artifial puede igualmente provocar el ataque de una trucha.

P:- El estrimer amigo, es una gran alternativa para aguas paradas y semiparadas de profundidad media y alta, especialmente cuando no vemos actividad de los peces, y que dicho sea de paso, muy pocas veces usan ustedes los pescadores de seca, limitándose en la mayoría de los casos a cambiar de zona sin más. Un gran error a mi juicio, dado que es precisamente en estas zonas del río donde podemos capturar esas grandes truchas depredadoras de peces y salguijuelas, que en contadas ocasiones se alimentan de insectos en superficie.

- Y, digamé señor... ¿ en las corrientes fuertes y profundas, también se puede pescar con estrimers?

P:- Estas zonas del río son también a menudo olvidadas por ustedes los de seca, incluso por algunos pescadores de ninfa, y que evidentemente albergan grandes truchas, bien apostadas en las orillas o bien en el lecho del río al abrigo de raices y grandes piedras donde las corrientes son mucho más lentas que en la superficie, y dode las grandes truchas no necesitan gastar muchas energias para mantenerse activas a la espera de alguna oportunidad diurna.

P:- Son zonas donde la mosca seca no pesca y las ninfas no se mantienen. En esos escenarios, si nos situamos por arriba de la corriente y lanzamos a la orilla opuesta, ligeramente aguas arriba de nuestra posición para que el estrimer coja profundidad, el señuelo trabajará perfectamente con pequeños tirones de la línea mientras desciende, y las truchas saldrán de sus refugios para atacarlo, en muchas ocasiones con absoluta voracidad.
Esto, amigo pescador de seca, es bien conocido por los pescadores de competición que tienen que aprovechar los tramos que les han tocado en suerte al cien por cien.

Río Luna

- Me está usted convenciendo de las vondades del estrimer, me gustaría conocer algo más de esta técnica de pesca.

P:- Voy a contarle algo que usted quizás desconozca. La superficie del agua es una frontera que separa dos dimensiones, una puramente aérea donde no se hacen patentes más que unos limitados aspectos de la vida acuática, y la otra, la verdadera dimensión subacuática, hecha para ser traspasada por los más despabilados e inquietos pescadores que saben apreciar un inacabable mundo de vida, y que nos permite practicar nuestros vicios más inconfesables.

- ¡Ajá! Acaba de decirme usted que practica vicios inconfesables bajo el agua. Ya le oí decir anteriormenre que la pesca en profundidad era excitante, pero no imaginaba que se pudiera llegar a esos extremos.

El pescador de profundidad quedó entonces muy confuso al escuchar mis palabras. La expresión de su rostro parecía fingir sus verdaderos sentimientos para no mostrarme su enfado. Entonces, sin alterar su voz dijo:

P:- Gran razón tiene el reflán que dice, "por la boca muere el pez". Yo amigo, soy una persona honesta y no hago marranadas bajo el agua ni sobre ella. Me refería a que la pesca en profundidad podemos experimentar con nuestros montajes más atrevidos, ya que un estrimer tan sólo es una sugerencia de un pequeño pez o un ser vivo que tiene dificultades para nadar, y por lo tanto, una presa fácil para las voraces truchas. 

- Y, digáme señor, ¿el estrimer también puede ser atacado por una trucha al ser invadido su territorio por un cuerpo extraño? 

P:- Por supuesto que sí, y cuyos movimientos podemos imitar por medio de nuestra línea y nuestra caña para darle vida. Esto es a lo que me efería con esa frase tan desafortunada y que tanto le ha llamado la atención. La próxima vez pensaré mejor lo que digo.

- No debe usted disculparse, soy yo en todo caso el que debe pedirle excusas por mi torpeza al interpretar mal sus palabras. Pero, dígame señor, ¿ha pescado alguna vez con mosca ahogada?

A medida que nos íbamos conociendo mejor, la conversación se iba serenando cada vez más. Aún a pesar de su carácter asertivo, parecía un hombre afable muy apegado a la pesca con ninfa y estrimers, cualquier otra forma de engañar peces parecía no interesarle.

P:-  Mis comienzos como pescador fueron precisamente con mosca ahogada y buldó, lo que hoy se conoce como "Pesca a la Leonesa", una técnica que no tiene nada que envidiar a las más sofisticadas técnicas con sedal pesado.

- En nuestra provincia, y más concretamente en esta parte del río Luna, existen maestros cuyas enseñanzas no deberían perecer nunca, aunque bien es cierto que poco a poco, los pescadores con buldó se han ido trasladando a la "cola de rata" y a la pesca con ninfa.

P:- Desafortunadamente, la mosca ahogada se ha convertido en una especie de arte perdido para muchos jóvenes pescadores. Es una pena porque las moscas ahogadas pueden ser la mejor manera de salir airoso en muchas situaciones, y esto es por una buena razón. Las moscas ahogadas están destinadas a imitar a las emergentes, la etapa más vulnerable de la vida de un insecto acuático. Yo las uso a menudo con buenos resultados.

- En realidad cuando le hice la pregunta me refería a la pesca con mosca ahogada y sedal pesado, esa pesca tan denigrada por muchos y practicada por muy pocos aficionados, pesca difícil según unos y a la vez considerada fácil por otros.

P:- Ya le dije anteriormente que pesco a menudo con moscas ahogadas atadas a mi bajo de línea. Es cierto que siempre he considerado esa modalidad de pesca como de segundo orden, aunque debo reconocer que es preciso poseer un extraordinario sentido del agua, además de una seguridad de mano muy desarrollada. Pero seguro que en otra ocasión que nos encontremos ya hablaremos de esta modalidad de pesca y de otras, que algo habrá que observar.

- Perdone, me queda la duda de preguntarle ¿cual es su ninfa preferida?

P:- Mi ninfa preferida es una cola de faisán limpia de adornos vistosos. ¡Fantástica en tramos muy pescados! Esta ninfa es perfecta cuando las truchas están cansadas de ver las doradas y relucientes bolas de tungsteno, los toráx brillantes y cuerpos de colores chillones. Estas ninfas no necesitan nada más, cualquier intento por mejorar esta simplicidad robaría su mayor atributo, su naturalidad.

P:- En cierto modo, engañar truchas sin una bola llamativa, una bufanda flúor o un cuerpo reluciente, se siente como un logro mayor. Probablemente no lo sea, al final lo que cuenta es la presentación y el buen hacer del pescador.

- Se nota que es usted un experto en la pesca con ninfa, pero dígame, ¿no pesca nunca en tándem?

P:- ¿Se refiere usted a la pesca de moda con una mosca "indicadora" y una ninfa?

- Sí, a ese método de pesca me refiero.

P:- Precisamente con esa técnica venía yo pescando cuando me vió usted sacar las truchas. Un buen amigo mío me dijo una vez que la pesca en tándem seca-ninfa era el Santo Crial de la pesca con mosca. No sé si será para tanto, lo cierto es que es una técnica muy efectiva que yo practico habitulmente. Esta técnica me permite pescar en largo, muy necesario en algunas situaciones como las de hoy con un caudal tan bajo, pero además me permite llevar la ninfa donde están las truchas y en ocasiones, aunque no sea su principal misión, pescar también con la mosca "indicadora".

- Me parece una técnica de pesca bastante complicada. No entiendo como puede sostener una mosca seca una ninfa pesada, y mucho menos puedo entender como pueden derivar las dos juntas con naturalidad por encima y por debajo del agua. 

P:- Tiene usted razón amigo, pescar con una mosca seca y una ninfa a la vez no es tan simple como algunos creen, hay que elegir moscas "indicadoras" acorde con el peso de la ninfa, además requiere de una mentalidad diferente, especialmente en el lanzado y en la deriva, ya que la mosca "indicadora" puede llevar su propia velocidad y la ninfa otra diferente bajo el agua. Este problema es significativo y hay que tratar de comprender la forma  en que la línea, el bajo de línea, la mosca "indicadora y la ninfa interactúan entre sí. Hay que pensar en ello como si pescáramos sólo con una ninfa, y luego, en ese proceso alguna trucha puede tomar la mosca "indicadora".

P:- Un río Luna como el de hoy con un nivel tan bajo, con tablas y corrientes moderadas poco profundas, con un sol alto y a plena luz del día, requieren a mi juicio el empleo de esta técnica de pesca con ninfa, denominada en el argot mosquero "Técnica de ninfa descendente en tándem con una mosca indicadora".

P:- Aunque en esta técnica de pesca mi enfoque principal está en la ninfa, suelo elegir una mosca "indicadora" que las truchas podrían tomar. 
Como ve, yo también pesco a seca, aunque naturalmente no como usted que es un especialista en esa materia.

- Entonces, se me ocurrió la idea de sorprenderle con una pregunta de la que seguramente no tendría respuesta. 

- ¿Y cuando las truchas no quieren saber nada de la mosca "indicadora" ni de la ninfa, y sólo comen emergentes a escasos centímetros de la superficie del agua? ¿Que hace usted entonces?

P:- En estos casos pesco con un remolque.

- ¿Que quiere usted decir con eso de que pesca con un remolque? No sabía yo que hiciera falta remolcar una ninfa por muy pesada que esta sea. 

P:- No hombre, un remolque en el argot mosquero no es más que un trozo de monofilamento de treinta o cuarenta centímetros de largo atado a la curva del anzuelo de la mosca "indicadora", de esta manera una ninfa ligera o en su caso una mosca ahogada navega muy pegada a la supeficie del agua donde a veces como usted dice, las truchas se alimentan de insectos emergentes y de otros insectos que tienen dificultades para traspasar la película superfial del agua. Este método de pesca es extremadamente efectivo cuando las condiciones son favorables y las truchas no quieren otra cosa que alimentarse de emergentes cerca de la superficie.

- Usted sabe mucho de pesca con ninfa, ¿verdad?

P:- Un poco. 

- Se nota que lleva muchos años pescando a ninfa.

P:- No crea que llevo tantos. Aquí en León siempre fué prioritario la pesca con mosca ahogada, con cucharilla y con "cola de rata" a mosca seca, la pesca con ninfa era practicamente desconocida hasta mediados de los ochenta que llegaron los polacos para enseñarnos a pescar con ellas. Más tarde fueron los pescadores de la alta competición los que difundieron el método de pesca en tándem con largos bajos de línea, y ahora me encuentro perfeccionando la técnica de Vladi.

- ¿Que técnica es esa de Vladi? Nunca había oido hablar de esa técnica de pesca.

P:- La técnica de Vladi es un método de pesca con ninfa que puso patas arriba la pesca con mosca en el campeonato del mundo de 1989 en Filandia. Wladyslaw Trzebunia "Vladi", que asi le llamaban sus compañeros de pesca, era miembro del equipo con mosca polaco. Vladi asombró a todos los participantes en ese evento con su método de pesca con ninfa.

- ¿Quien era el señor Vladi?

P:- Vladi era un señor mayor, vestia un chaleco poco convencional, calzaba botas de goma y lanzaba una ninfa con una caña remendada. El equipo polaco le tenía como un pescador tenaz y muy competitivo, siempre se dirigia a los aficionados con una amplia sonrisa, y era de trato amistoso hasta el extremo. Ese pescador misterioso que todos miraban con la boca abierta viéndole sacar una trucha tras otra fue el que golpeó en el trasero a las competiciones internacionales que supuso un antes y un después en este tipo de eventos.

- Pero dígame, ¿en que consiste esa técnica?

P:- Según tengo entendido, creo que a medidos de 1930, el padre de Vladi descubrió que cuando recuperaba el señuelo más rápido que la corriente pescaba más peces. Según él, los peces se sentian atraidos por el movimiento del señuelo. Vladi, usando la misma técnica de pesca que su padre le había enseñado cuando era joven, llevó a la red en ese campeonato un total de 60 peces. Esa cantidad superó al total conseguido por el segundo, tercero y cuarto puesto en orden de clasificación final. Vladi ganó el título individual con una deslumbrante medalla de oro, y el equipo polaco se llevó el título por equipos.

P:- Desde esa competición de 1989 en Finlandia, el método de pesca con ninfa que Vladi inició y que su equipo utilizó para alzarse con el triunfo, ha sido himitado, apropiado y renombrado por los pescadores de toda Europa y el resto del mundo. Con el tiempo, el método de pesca de Vladi se ha perfeccionado y en este último campeonato de España en Asturias, he podido comprobar como algun miembro del equipo nacional hacia uso de esta técnica, por cierto, con muy buenos resultados.

- Pero señor, ¿dígame exactamente en que consiste esta técnica tan efectiva?

P:- El método de ninfa Vladi funciona mejor en aguas rápidas no demasido profundas, no más profundas que la mitad de los muslos. Como mejores resultados proporciona es lanzando una ninfa aguas arriba y recuperando más rápido que la corriente, incluso si el agua baja tomada es una buena técnica para llevar el mayor número de peces a la red.

- Y digame, ¿vale cualquier caña para pescar con la técnica de Vladi?

P:- Una caña estándar de nueve pies o nueve pies y medio, de peso cuatro o cinco, es la mejor herramienta para pescar con esta técnica.

- ¿Y el bajo de línea? 

P:- El bajo de línea por lo general no es necesario que sea muy largo, un cónico de nueve pies 6X-7X es suficiente, incluso algo más corto es en ocasiones recomendable.

- Y, dígame, ¿en esta técnica de pesca con ninfa de Vladi se usa indicador de picada?

P:- En esta técnica no se usan indicadores (visores, corchos, hilos, etc.), es una pesca activa, no pasiva, se está provocando al pez no parado mirando pasar un corcho o un hilo indicador. Como norma general se suele utilizar una sola ninfa plomada con una bola de tungsteno. La ninfa debe ser lo suficientemente pesada como para llegar al fondo rápidamente. La clave de esta técnica está como ya le dije anteriormente en recuperar la ninfa más rápido que la velocidad de la corriente.

- ¿Y como pesca usted con esta técnica?

P:- Por lo general, cuando practico esta técnica de pesca, sostengo mi caña paralela al agua mientras tiro de la línea en intervalos cortos pero rápidos. Luego, al ir acercándose la ninfa a mi altura, levanto la caña un poco, de esta manera tenso el bajo de línea y la ninfa se eleva hacia la superficie por el efecto de la tensión que egerce la corriente, y en muchos casos es atacada por las truchas cerca de mi posición. Me ha sorprendido la cantidad de truchas que he clavado de esta manera. Creo que los peces siguen un alimento que se mueve rápidamente en la corriente y a menudo lo atacan a medida que sube a la superficie, es como si atacaran a una ninfa emergente a punto de eclosionar.

- Es curioso como se puede engañar a unos peces tan listos y desconfiados con estas técnicas de pesca con ninfa que usted me está describiendo.

P:- Mire lo que le voy a decir; la combinación de la línea lateral y la visión extraordinaria de las truchas, están diseñadas específicamente para detectar vibraciones o ver movimientos del depredador o la presa. Las truchas usan estos dos sentidos durante el día para alimentarse, por lo que no es necesario presentar la ninfa peligrosamente cerca del pez y correr el riesgo de asustarlo. La línea lateral de las truchas recoge vibraciones que produce la ninfa en su deriva desde una distancia considerable, razón por la cual el método de Vladi parece ser en muchas situaciones la técnica de pesca con ninfa más productiva, y no solamente es muy productiva en determinadas situaciones, sino que además es una pesca divertida.

- Me está usted abrumando con tantas técnicas de pesca con ninfa.

P:- No es mi intención agobiarle amigo, pero en esto de la pesca con mosca uno nunca termina de aprender nuevas técnicas. Las truchas cada día son más listas y el comportamiento a veces misterioso de estos peces nos obliga a agudizar más y más el ingenio para capturarlos. Es necesario evolucionar y no quedarse anclado aferrándose tenazmente a un solo método de pesca. Aunque como se suele decir, "la ignorancia en algunos casos es felicidad".

- ¡Ya!... entiendo lo que me quiere decir con esas palabras, pero le reitero que yo a veces pesco al hilo con dos ninfas, sobre todo cuando el río baja crecido y tomado.

P:- Un pescador versátil amigo mio, es aquel que pesca con el método que mejor se adapte a las circunstancias de cada momento, y eso significa estar al día en las nuevas técnicas, nuevos materiales para el montaje, nuevas herramientas, etc. También significa más horas de río y mucha práctica, y como consecuencia de todo eso, casi siempre llegan más peces en la red. Es por otra parte ese constante aprendizaje lo que me mantiene vivo, de otra forma es posible que ya hubiera colgado la caña hace tiempo. 

- Según usted, y dada la amplitud y profundidad de sus reflexiones sobre la pesca con ninfa, es fácil tener la impresión de que no es posible disfrutar de la pesca con mosca si no se tiene los conocimientos suficientes en todas estas cosas.

P:- Nada puede estar más lejos de la realidad amigo mio. Es verdad que más conocimientos puede ayudar a mejorar los resultados, pero realmente no es necesario saberlo todo para disfrutar de la pesca con mosca. Es importante tener en cuenta que la mayoría de los pescadores expertos han alcanzado ese nivel porque se deleitan con la complejidad y todos los matices que implica la pesca con ninfa, y les encanta compartir lo que han aprendido con el resto de pescadores.    

- Me parece interesante lo que acaba de decir, ¿Conoce usted alguna técnica más? 

P:- Si, alguna más conozco, pero de esas técnicas ya hablaremos en otra ocasión con más detenimiento, y si quiere yo le enseño los principios básicos del lanzado y de la deriva. Ahora dígame, ¿cual es su mosca preferida?

- Mi mosca preferida es la que tengo atada al terminal y que usted puede ver. Una mosca quizás pasada de moda, pero muy efectiva con truchas desconfiadas. Es una mosca montada a la antigua usanza, con plumas de gallo de pluma de León y cuerpo de seda natural. Estas moscas han resistido el paso del tiempo en mis cajas con notable éxito y sigo confiando en ellas.

El pescador de profundidad se levantó y se acerco un momento para examinar la mosca más de cerca.

P:- Hay que reconocer que esa mosca que tiene usted atada al terminal es una pequeña obra de arte. Si ya lo decía el gran maestro y artesano Devaux: "las moscas bien hechas nunca pasan de moda".

- Ahora todo ha cambiado. Las cañas son más eficientes, pero no tienen la belleza de un refundado. Las líneas de mosca con sus rebestimientos de plástico no precisan de un engrase casi constante, pero no tienen el tacto de la célebre "Corona", y en cuanto a las imitaciones de artificiales, la mayor parte de ellas han perdido su misterio. Lejos estamos de utilizar una pluma de "gallo rojo de muladar sangriento" como aconsejaba Juan de Bergara, o el "Pájaro de Numidia", preconizado por el francés Raymond Rocher para el montaje de la "Altiere" (diptero), o los montajes avanzados del artesano y talentoso Aimée Devaux como la A4 de cuerpo amarillo.

P:- Es verdad lo que usted acaba de decir amigo. Actualmente la mayoría de los materiales para el montaje de moscas y ninfas son artificiales, y tal vez las truchas sean capaces de apreciar la diferencia, porque la disparidad que existe entre la mosca que tiene usted atada al terminal y una actual viene a ser la misma que entre un vino artesanal y otro de fábrica, o un pollo de corral y otro de granja.

-Nos hemos acostumbrado a estos matriales modernos. Sin embargo, creo que una imitación montada con materiales y plumas totalmente naturales, disponen de una capacidad probablemente distinta y mayor para engañar truchas.

P:- La mayoría de mis ninfas están montadas con materiales naturales como las fibras de fáisan, dubbing de liebre natural o CDC. Por cierto, por su comentario anterior deduzco que el CDC no le agrada demasido.

- La pluma de "culo de pato" es un excelente material para montar emergentes y moscas que deban placar bien sobre la superficie del agua. Estas plumas tiene para mí dos virtudes y algunos inconvenientes: por un lado proporcionan posadas delicadas y su flotavilidad es extraordinaria, sobre todo en aguas lentas y corrientes moderadas, en aguas más rápidas su comportamiento es bueno durante los primeros lances, pero luego poco a poco van perdiendo flotavilidad después de haber sido sumergidas varias veces por remolinos u otras causas que no es fácil volver a recuperar. Retirar la mucosidad que desprende la boca de la trucha después de algunas capturas, tampoco es fácil y se pierde mucho tiempo en limpiar la mosca, por eso prefiero las moscas montadas con plumas de los gallos de León: estas moscas son duraderas y efectivas, precisan poco mantenimiento y cuando hay que secarlas, con un par de falsos lances están listas para flotar de nuevo, y además son fáciles de montar. ¿Se puede pedir más a una mosca artifcial? ¡Ah! Y si necesito que navegen placadas, aplasto con los dedos las fibras inferiores hacia arriba y las dejo en forma de V! Así de fácil.

El pescador de profundidad arrugó el entrecejo sin entender muy bien lo que yo había querido decir con lo de aplastar las fibras inferiores de la mosca. Después, enderezó su rostro atezado y con el brillo de sus ojos castaños miró el reloj, no sin antes pronunciarse sobre las plumas de los gallos de León.

P:- Me han parecido buenos argumentos los que acaba de dar usted sobre las cualidades de las moscas montadas con plumas de los gallos de León, sobre todo por el brillo, el diseño y la calidad de las plumas que hacen de estos gallos unas razas únicas con un destino muy especial, la pesca. Yo las uso en los diferentes montajes de mis ninfas.

P:- Ahora debe disculparme, pues se me está haciendo tarde y el coche me queda bastante lejos. Por cierto, ¿va usted a seguir pescando?

- No creo. Ahora que el sol va perdiendo fuerza empiezan las dificultades para mi, sobre todo para seguir la deriva de la mosca, y ya sabe... "ojos que no ven...", y para eso es mejor dejarlo, o hacer como el señor ese que casi ciego seguia pescando con la ayuda de un guia que le decía cuando debía levantar la caña para dar el "cachete".

-¡Oiga! Lo de ese hombre si que era afición por la pesca con mosca.

P:- Esto de la afición es difícil de entender para los que no son pescadores con mosca, porque la verdad es que por nada del mundo se hacen tantas locuras como por este deporte. La pasión por la pesca con mosca sólo es comparable con la del amor, pero hay una diferencia; que la afición por la pesca con mosca se agiganta con el paso del tiempo y el amor se va consumiendo poco a poco, a veces rápidamente al logro del deseo. 

- ¿Quiere usted decir que la caña es la verdadera amante del pescador con mosca?

P:- Lo que quiero decir es que ni el cabello de una esposa ni el de los hijos o nietos, ni el lomo del perro o del gato se llevan tanto intercambio de caricias como el corcho de nuestra caña, a no ser que el pescador sea un auténtico "sobón", en cuyo caso seguramente preferirá quedarse en casa antes que salir al río.

- Es realmente apasionante lo que usted acaba de dicir. 

P:- Si amigo, por la pesca se deja todo: el trabajo, los negocios, la novia, y hata la familia. Ya lo decía San Pedro que alababa y aconsejaba la pesca como fuente de delicias y de salud, aunque con red naturalmente.

-  Y dígame señor, ¿Que le parece la situación de nuestros ríos? 

P:- ¡Los ríos! Los ríos amigo mío han perdído el encanto de antaño, ahora están dejados de la mano de Dios.

- ¿Y que se puede hacer para mejorarlos? 

P;- A mi juicio, una buena actuación por parte de la guarderia sería potenciar la auto-recuperación, vigilando y adecuando los frezaderos naturales y el estiaje, controlando esos puertos de riego exagerados que no garantizan un mínimo caudal ecológico, especialmente en los ríos naturales, y después emprender una actuación decidida contra la contaminación: esas cuadras y granjas, esos pesticidas que vierten al río directa o indirectamente; las depuradoras que a veces no funcionan, los movimientos de tierras y alteraciones excesivas del cauce de los ríos con palas mecánicas. Todo eso, sumado a la presión creciente de cormoranes, nutrias y pescadores están acabando con los peces y la pesca.

- Es verdad lo que usted dice, el estiaje acaba con los ríos. Los cauces semisecos son fácilmente pescables a mano por veraneantes y furtivos que ven una oportunidad de llevarse a casa unas truchas recien desnucadas, y lo más grave de todo es que falta oxigenación en el agua, todo eso hace a estos peces muy vulnerables.

P:- El problema en mi opinión es que los guardas en verano se retiran del río y se van a los incendios, justo cuando más falta hace su presencia. 

- Cuando más falta hacen los guardas en los ríos son en los desoves y en verano. Cuando los ríos vienen altos en abril y mayo, no son tan necesarios, a no ser, claro está, que la única función del guarda sea vigilarnos a nosotros. 

P:- Yo creo que el guarda debería ser algo más, debería de ser la primera figura preocupada por la revitalización de los ríos, y en consecuencia, su presencia es más necesaria en las épocas en que los ríos son más vulnerables. Sería muy inteligente por parte de la Junta no echar en saco roto todas esta sugerencias que a mi juicio redundarían en una clara revitalización de nuestro deporte.

El pescador de profundidad volvió a mirar el reloj, y esta vez con un fuerte apretón de manos nos despedimos. El se encaminó río abajo, no sin antes girarse sobre si mismo para recordarme que le había encantado la charla que habíamos mantenido los dos. Yo le devolví los elogios y me encamine en dirección contraria.

Río Luna

El pescador de profundidad

Hace tiempo que el pescador de profundidad ha trasladado sus querencias a los sitios donde ha pasado la mayor parte de su vida, bien pescando o bien paseando por senderos próximos a los ríos. Día a día siente con mayor fuerza que su casa es el río, el bosque y las montañas. Su residencia en el pueblo es una estación de tránsito entre las salidas de pesca y los quehaceres cotidianos.

Con el transcurso de los años ha ido viendo cómo lo ensuciaban todo, cómo construían presas, cómo vertían veneno en las aguas, cómo arrasaban con los árboles de ribera, cómo modificaban el curso de los ríos, cómo desaparecían los insectos acuáticos y las truchas salvajes, como se repoblaban los ríos sin control..., ahora el pescador de profundidad se siente cada vez más acorralado, cada día le dejan menos espacios para disfrutar de la naturaleza. 
Con cada agresión que sufre su "casa", nota que muere un poco por dentro. Lleva muchos años intentando detenerlos sin éxito y ya está cansado. No pide más que un lugar a la sombra donde poder descansar y charlar con sus colegas, un lugar con el agua limpia y truchas salvajes, con la diversidad necesaria para que el río y su entorno sean un lugar vivo, un lugar palpitante.

Al llegar a su casa, el pescador de profundidad se topa casualmente con su vecino.

- ¿Que, de pesca?

P:- Sí

- ¿Que tal? ¿Cuantas, cuantas?

P:- Ninguna.

- ¿Y para eso madruga tanto?

El pescador de profundidad se encoje de hombros y esboza una leve sonrisa, ¿que le va a decir? ¿Como explicarle lo que ha vivido y la conversación tan amistosa que ha mantenido con otro pescador?

Río Luna

El pescador de superficie

Mientras tanto, el pescador de superficie camina a paso lento de regreso al coche entre el verde follaje y la silueta fugitiva de los pájaros nocturnos, gozando de la bienaventuranza de la tardecita que ya el sol en su agonizar iba tiñendo el cielo de rojizos resplandores sobre los que destacaba las sombras de los árboles reflejados en el claro cristal del agua.

No recuerda cuantas truchas pescó, ni le importa, poque todas siguen en el agua, todo queda gravado en su memoria y en su alma (si tal cosa existe), solamente se lleva del río las emociones y el recuerdo de una conversación amistosa con otro pescador. 

Piensa lo común que resulta cruzarse en el río con pescadores que ni siquiera le saludan, pero no con pescadores tan educados e instruidos como el pescador de profundidad que se encontró hoy, un tanto áspero si se le incomoda en el ejercicio de la pesca, más en la vida ordinaria es franco, amable y desinteresado por ayudar a los demás. Entrega aquel con quien pesca todas las bondades de su alma y todas las energias de su cuerpo, porque para él, todo pescador es su amigo, y todo amigo de él, es su dueño. 


Río Luna.

 

Comentarios

  1. fantastico relato en lo que no quedo' ningun tema sin tocar.Despues de todo arriba o abajo una cosa quedo' clara......el detrioro es alarmante y la recuperacion de los rios totalmente de inmediatata actuacion.Un abrazo Alberto

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