AREC Embalse de Luna, (Tramo sin muerte).

Hace algunas décadas, antes de construirse el pantano, el río Luna seguia su curso serpenteando a través de una amplia vega, ahora anegada por las aguas embalsadas de los Barrios de Luna. Así viajaba al encuentro del Omaña con el que confluía para dar lugar al río Órbigo, cuyo sonoro nombre de origen prerromano (Urbikoa), significaba "de dos aguas".

Aguas abajo del embalse, el Luna es un río tranquilo que fluye sereno con poca pendiente hasta su confluencia con el Omaña en Santiago del Molinillo. En su curso superior, hasta su confluencia con el río Torrestio, a la altura de Puente Orugo, es conocido como río Grande. En esta parte, el río recibe a varios arroyos y manantiales que mantienen su caudal incluso en los estiajes más acusados.

Límite superior del AREC Embalse de Luna.

En su recorrido por los distintos tramos, el cauce del río Luna se adivina por el paisaje y la vegetación de ribera que crece en sus márgenes. Las especies que acompañan al río desde su nacimiento en los montes de Quintanilla de Babia varían en su avance aguas abajo. 

En la parte alta, donde el río es más angosto y vivaracho, apenas prosperan algunas saucedas cantábricas (mimbreras), de característica forma de globo y ramas muy flexibles. Sin embargo, dentro del cauce no faltan plantas acuáticas como las ocas, ranúnculos que cada primavera adornan sus cristalinas aguas con flores blancas flotantes.

Aguas abajo del coto de Villafeliz, el bosque de ribera se hace más complejo y en algunos tramos impenetrable.

Aguas abajo del coto de Villafeliz, el bosque de ribera se hace más complejo y junto a los sauces crecen otras especies como los alisos que mantienen sus raíces en el agua protegiendo las orillas de la erosión, cumpliendo así un destacado papel ecológico al actuar como corredor biológico.

Al alejarnos de la orilla del río, aparecen otros árboles como álamos, chopos, fresnos y numerosos arbustos. En este entorno, siempre húmedo y umbroso, pues con el pantano lleno las orillas de esta parte del río quedan anegadas, el sotobosque está bien desarrollado y abundan los musgos y numerosas especies de helechos.

Límite superior del AREC Embalse de Luna.

Límite superior del AREC Embalse de Luna.

Área recreativa, límite superior del AREC

Límite inferior del AREC Embalse de Luna

El AREC del embalse de Luna comienza unos 200 metros aguas abajo del límite inferior del coto de Villafeliz en el puente a Abelgas, y finaliza en el límite superior del refugio de pesca, aproximadamente 500 metros aguas arriba del muro de la presa, a unos 17 kilómetros de su inicio.

Los lunes y los jueves son días sin muerte y no se precisa pase de control, el resto de la semana incluidos festivos son días con muerte (solo aguas embalsadas), con un máximo de dos truchas por pescador y día igual o mayor de 35 centímetros. 

A partir de septiembre hasta el final de la temporada se puede practicar la pesca sin muerte todos los días de la semana incluidos festivos (solo en aguas embalsadas).

La pureza de la montaña

La pesca en verano es lo que todos soñamos cuando se trata de pescar con mosca: paisajes verdes, cielos azules que se reflejan en las aguas frescas y cristalinas que habitan las truchas, días largos, eclosiones abundantes y truchas activas. 

El sol calienta nuestra piel mientras nos deshacemos de la pesada ropa para disfrutar de las temperaturas frescas del río. Quizás el verano sea la mejor época para deleitarse con la naturaleza. La pesca con mosca en verano encarna el amor y la pasión que todos compartimos por este deporte. Si eso no es suficiente, acampar y la gran cantidad de actividades adicionales hace que estar en este maravilloso rincón de la geografía leonesa sea un placer y nos llene de muchas maneras.

De este tramo podemos esperar cualquier cosa, desde capturar una trucha de más de dos kilos, hasta barbos del mismo peso, pasando por la captura infinita de bogas y escallos que en ocasiones puede resultar hasta molesto. Sin embargo, no es sencillo hacer una gran pescata de truchas, la razón puede estar en el gran número de ciprínidos que hay y que comparten hábitat con los salmónidos. Pero una cosa es indiscutible: es un encanto pescar este escenario donde el pescador se reencuentra a solas con la naturaleza y quien sabe si con algún truchón que remontó el río dejando atrás las profundidades del pantano para recrearse en las cristalinas y oxigenadas aguas del Luna.

En estos primeros kilómetros, el rumor cristalino de las aguas del Luna se funden en una melodía bucólica de montaña y prado compuesta a base de cencerro y trinar de los pájaros.
Estamos a principios de verano en el Parque Natural de Babia y Luna, y el río y sus márgenes rebosan vida. Nada hace presagiar que no tendremos que andar un gran trecho para que la armónica sinfonía entre agua y pradera sea interrumpida. Así pues, dejemos la civilización atrás y pongamos rumbo a la parte alta del río Luna, allá donde las truchas aún gobiernan en coalición con escallos y bogas.

La lila, con su llamativa corola de cinco pétalos, pinta de color púrpura los campos de Babia y Luna. 


Las margaritas inundan los prados con sus corolas blancas y amarillas.


El Parque Natural de Babia y Luna en verano.

Parque Natural de Babia y Luna
El escenario

Estoy a 1180 metros de altitud sobre el nivel del mar, rodeado de altas montañas y verdes prados, cruzando una inmensa pradera llena de margaritas y de otras flores silvestres. Ante mí, corre un río de aguas tan vivarachas y cristalinas como frías y oxigenadas, únicamente reguladas por las lluvias y el deshielo. Las orillas están flanqueadas por una densa vegetación de ribera, con salgueros y otros árboles adosados al cauce para proteger al río de la erosión con las crecidas.

Una densa vejetación acompaña al río en todo su recorrido.

Tramo de corriente moderada.


 AREC Embalse de Luna. Tramo superior de aguas sin embalsar, (solo pesca sin muerte).

AREC Embalse de Luna (zona superior), aguas sin embalsar, solo permitido la pesca sin muerte. Cada piedra que sobresale de la superficie del agua es una postura en potencia.


Un momento de claridad y de felicidad.

Un lugar para pescar truchas, bogas, escallos y barbos.

El río

Como corresponde a un curso alto, las corrientes apenas encuentran descanso entre obstáculo y obstáculo, describiendo un trazado heterogéneo y cambiante según la época: estrechamientos que producen rápidos, pequeñas pozas, tablas y corrientes de aguas moderadas, remansos, raseras. El lecho es de canto rodado salpicado de cuarcita y algunos bancos de pizarra, que junto con las aguas cristalinas bien oxigenadas procedentes de los neveros y manantiales, generan un hábitat ideal para que prosperen todo tipo de insectos acuáticos.

Aunque la longitud del AREC es de poco más de 17 kilómetros, la realidad es que a fecha de hoy jueves 22 de junio del 2023, con el pantano al 80% de su capacidad, el tramo de río sin muerte (aguas no embalsadas), se reduce a tres o cuatro kilómetros nada más. 

A medida que el nivel del pantano vaya descendiendo, el tramo pescable del río (sin muerte) irá aumentando, pero al mismo tiempo el flujo de agua irá disminuyendo, con lo que las dificultades para su pesca serán mayores. El resto del AREC es poco recomendable para la pesca con mosca, salvo para los muy aventureros cerca de las aguas embalsadas en la cola del río y la pesca en aparatos flotantes. Así pues, me centraré en su parte superior, o sea, en los tres primeros kilómetros del AREC.

Ciñéndonos a esta parte del AREC (sin muerte) y olvidándonos del resto, diría que la anchura media del cauce es de unos 16-20 metros, y aunque el tramo es bastante cambiante, en la parte baja encontraremos mayor amplitud entre ambas orillas, así como pozas más profundas.

Pequeños rápidos. Postura ideal para las truchas en verano.


Aguas de corrientes lentas y poco profundas, ideal para la mosca seca, sin descartar el tándem seca-ninfa.


Las corrientes y tablas someras con poca profundidad, son posturas idoneas para las bogas y escallos que se sienten agusto en estos lugares, y por supuesto, también las truchas.


El valor de una escasa presión de pesca

A pesar de ser un AREC, este tramo del río Luna sin muerte es prácticamente un lugar desconocido por la gran mayoría de pescadores. Es cierto que con el nivel actual del embalse (80%), no da para más de dos o tres pescadores que puedan disfrutarlo con comodidad, tal vez sea este uno de los motivos que expliquen su baja presión de pesca y que solo se pueda pescar sin muerte las aguas del río no embalsadas. Sin embargo, este hecho lo convierte en un sitio valioso cuando un fin de semana de primavera o verano los mejores tramos, o mejor dicho, los más conocidos, están atestados de pescadores y es complicado hacerse con un rincón donde pasar un día de pesca tranquilo con la familia o con amigos.

Puede parecernos que nuestros ríos son numerosos y que sobra espacio para todos. La realidad es que a las 150.000 licencias de pesca que hay en la Comunidad Autónoma de CyL, más los pescadores foráneos que nos visitan, hacemos cortos los ríos.

También hay que hacer hincapié en la importancia que tiene para el río en general y para el coto de Villafeliz en particular, la existencia de este tramo sin muerte, esto favorece la regulación de forma natural y ayuda al mantenimiento de una población piscícola bien estructurada y saludable, aunque el poner nombre a un tramo no garantiza nada por sí mismo si no va acompañado de una adecuada vigilancia. Yo hace tiempo que no veo un forestal pidiéndome la licencia de pesca.

¿A quién no le gustaría pescar lugares prácticamente vírgenes? Lamentablemente, salvo que viajemos a la península de Kola en Rusia o Alaska, esto es inviable, ni siquiera Nueva Zelanda o la Patagonia se libran de una masificación cada vez mayor de pescadores. Pero, ¿qué podemos encontrar más puro que las cabeceras de nuestros ríos? Pues eso es lo que encontraremos aquí, la parte pescable más alta e inalterada de todo el curso del Luna, y eso, amigo pescador, es algo que no tiene precio.



Trucha promedio.

Bogas y escallos para aburrir.

Trucha de tamaño promedio.

 La pesca

La época más recomendable para pescar este tramo sin muerte es a partir de medidos de mayo en adelante, dependiendo naturalmente del nivel del embalse y del río, y siempre que haya finalizado la época de deshielo. Los principios de temporada pueden no resultar muy propicios para la mosca ya que el río suele bajar muy crecido, además, si hay tormentas y lluvias primaverales que por aquí suele haberlas, y muchas, las aguas probablemente bajaran tomadas, y dado que este río como decía Miguel Delibes "se embarra solo con la meada de una vaca", es mejor esperar para tener un mínimo de garantías de encontrarlo en buenas condiciones.

Los tres primeros kilómetros son los que mejor conozco de este AREC, es un sin fin de suaves corrientes y pequeños rápidos laterales, salpicado con algunas tablas de corrientes moderadas y profundidad variable, pero en general vadeables todas ellas, aunque también hay alguna pequeña poza. 

Las orillas están custodiadas por todo tipo de árboles y arbustos que en muchos sitios dificulta la salida del río al exterior. El lecho como ya dije es de canto rodado y grandes piedras bajo el agua, ¡ojo con los resbalones! Pues nos pueden arruinar la jornada de pesca, y aún peor si tenemos algún percance más serio como la torcedura de un tobillo y vamos solos, entonces podemos tener serios problemas, ya que por aquí la cobertura del teléfono no está garantizada. Así que ¡ojo!

Durante gran parte de la temporada, las truchas conviven con bogas y escallos que subieron del pantano para desovar, lo normal es que estos ciprínidos prosigan su camino hasta la cabecera del río, aunque no siempre es posible llegar a los cabeceros por el posible bajo nivel de caudal. Sin embargo, muchos de estos peces se quedan a medio camino y es relativamente fácil su captura ya que atacan la ninfa con verdadera pasión. La mosca seca tiene también su protagonismo con estos peces, si bien se limita a los periodos de clara actividad en superficie que suele ser de mediados de julio en adelante.

En el caso de las aguas embalsadas, las truchas vagan por todo el baso, aunque prefieren la proximidad a los lugares con cierta corriente como es la cola del río o la desembocadura de arroyos. Algunas también remontan el río para alimentarse de insectos acuáticos removiendo los fondos en busca de larvas y ninfas que constituyen su principal dieta en esta época. Los ejemplares grandes también comen insectos y  devoran pequeños peces.

En general, las truchas que podemos pescar en este tramo son de tamaño discreto, entre veinte y treinta centímetros, si bien podemos sacar ejemplares notables que superen los treinta centímetros. Pero, cuidado con lo que nos puede estar aguardando en algún remanso, bajo la arboleda de las orillas o detrás de alguna gran piedra, porque ahí moran algunos "cepelines" de más de dos kilos que subieron del pantano para oxigenarse y alimentarse de pequeñas truchas, bogas o escallos, lo cual para un río de estas características supone un auténtico trofeo sin necesidad de hacer costosos viajes al extranjero para capturar grandes peces.

Las moscas

Ninfa de Bétido

Perdigón oliva #18-16 / 2.0-2.3 plata-cobre


 jig cola de faisán, con dubbing sintético UV y bufanda fluor, #18-16 /2.0-2.3 cobre


Oreja de liebre, con bufanda flúor y flash Back, #18-16/ 2.0-2.3 cobre

Gusarapín cabeza dorada (ninfa de Heptagénido) #18-16/ 2.0-2.3 cobre-oro

Quill de pavo real, "La Torpedo", #16 / 2.5 cobre, con dubbing sintético y fibras CDC


A principios de temporada, con las aguas frias y una mofología cambiante del cauce, combierten a las ninfas en los señuelos más adecuados. Un aparejo de dos ninfas pescando al "hilo" o con línea de mosca "estilo europeo" es la técnica más apropiada. A partir de mediados de mayo hasta bien entrado el mes de junio la mosca de la piedra junto con el pardón funcionan bien pescando en superficie. A medida que nos vayamos acercando al verano, cuando las aguas se vayan templando y reducciendo el caudal, las moscas secas de todo tipo empezarán a brindarnos mejores resultados.

La pureza de estas aguas recien nacidas de las montañas y bien oxigenadas, proveen a estas truchas de una dieta prácticamente exclusiva de gusarapas, gusarapines, maraballos y pequeñas larvas de efímeras y sus correspondientes ninfas, amén de numerosos insectos terrestres como las hormigas aladas y otros invertebrados que ocasionalmente pudieran llegar del exterior.

Como ninfa, la más recomendable sin duda alguna es la ninfa-perdigón. También la clásica ninfa de conjunto de cabeza dorada, ya sea montada con dubbing de liebre o fibras de faisán, preferentemente con bufanda rojo flúor.

Vamos a pescar aguas rápidas la mayor parte del tiempo, por lo que si nuestra intención es pescar a mosca seca, montajes en palmer como las moscas de Henri Bresson, la "French tricolor" o la "salvaje de Bresson", sin olvidar los tricopteros montados en pelo de ciervo como la "Elk Hair Caddis", o la "Simple Elk Hair Caddis" serán una buena opción. También las moscas del Jura montadas en CDC se comportan bien en estas aguas siempre que esté bien seca la pluma. 

En fin, se me ocurren muchas más moscas, pero creo que el pescador de seca sabe muy bien que patrón de mosca emplear en cada situación. Lo que si le aconsejaría es pescar concienzudamente cada metro de río, ya que además de lograr un mejor rendimiento, tampoco tenemos mucho tramo por delante. Cada palmo de río es una postura potencial en la que merece la pena invertir una pesca minunciosa y tranquila.

No hay nada más bello para un pescador con mosca que un río de montaña con peces.

Cada piedra que sobresale de la superficie del agua es una postura en potencia, tanto por delante como por detrás de la misma. Sin embargo, las mejores posturas son las que están debajo de la arboleda, en los remansos entre los huecos de las orillas.  

Hay veces que bajando el río en obtimas condiciones, las truchas haciendo gala de su comportamiento aveces caprichoso y desconcertante, no querran saber nada de nuestras moscas por mucho nombre que estas tengan, y se puede dar el caso de llegar a cosechar el temido "bolo" de truchas, no de bogas y escallos que de estos peces hay para regalar. Sin embargo, hoy este tramo me ha demostrado la cara más amable a pesar de no haber logrado capturar nigún truchón, consiguiendo eso sí, un número importante de capturas de truchas de entre veinte y treinta centímetros, amén de bogas y escallos que en algún momento del día resultaba cansino, hasta tal punto de tener que dejar de pescar a ninfa.

En cualquier caso, lo que realmente nos quedará en la memoria, es el hecho de haber disfrutado de un día de pesca en plena naturaleza, rodeado de bosques y flores silvestres, y respirando aire puro y fresco de la montaña.

Tramos "especiales", tácticas y técnicas.

¿Quien no se ha parado en plena jornada de pesca a mirar las aguas cristalinas y remansadas de una tabla o rasera en un río de montaña durante los períodos álgidos de luz diurna, con el convencimiento de que dichas aguas aparentan estar carentes de vida y de truchas? ¿Quien no ha ignorado dichas aguas bajo la presunción de que en ellas poco o nada se puede hacer, y que en todo caso será cuando las sombras del atardecer cubran sus aguas? ¿Quien no se ha preguntado cuántas truchas se cobijan en dichas aguas y cual es el secreto para pescarlas a plena luz del día? Veamos.

Escenario "especial". Tabla de aguas someras, con un sol de justicia brillando en lo más alto. (AREC Embalse de Luna, tramo sin muerte).

Escenarios "especiales"

Los escenarios "especiales" con que el pescador se va a enfrentar aquí a partir de junio, son aquellos de tablas y corrientes de escasa profundidad, cuyas aguas cristalinas nos permiten ver sus fondos pedregosos formados por cantos rodados y alguna que otra roca o piedra de tamaño más considerable. Es en estos lugares donde habitan nuestras amigas pintonas que escondidas y pegadas a los cantos del fondo en algunos casos, y en otros en zonas más profundas, oquedades y paredes de rocas grandes, se alimentan invisiblemente a nuestros ojos.

Estos puestos de alimentación son ocupados por las truchas durante el día sin abandonarlos y por ello apenas vemos actividad, dando la sensación de que el río esté muerto, hasta que al atardecer o al amanecer los peces se desplazan a los cazaderos tradicionales en busca de insectos emergentes, siendo entonces más constante y evidente su actividad. Por ello, este tipo de corrientes y tablas poco profundas, generalmente no presentan a nuestros ojos actividad alguna cuando el sol está en lo más alto, ya que la trucha a parte de no tolerar los rayos solares directos, es muy consciente del peligro que supone desplazarse a plena luz del día en aguas poco profundas y nutrias hambrientas a su alrededor.

El hábitat de este tipo de escenarios para ciertas especies de efemerópteros y tricopteros es ideal, ya que las partículas orgánicas en suspensión (y ninfas a medio madurar) que desplazan las fuertes corrientes de torrenteras y rápidos aguas arriba, se van depositando lentamente en el fondo de estas tablas y raseras, formando un sustrato de arena y pequeños guijarros entre las piedras, ideales para la vida acuática de larvas y ninfas de estas especies. Es evidente que en este tipo de aguas, las ninfas y larvas van a presentar un cierto movimiento en sus desplazamientos que el pescador tiene que tener en cuenta a la hora de presentar sus moscas artificiales a las truchas.

Aquí por ejemplo, los Bétidos se sienten plenamente en su casa y al ser ninfas nadadoras se desplazan rápidamente por los fondos en busca de nuevos asentamientos o hacia la superficie cuando llega el momento de su transformación en insectos alados. Pero además, las aguas de estas tablas y suaves corrientes, también transportan otros invertebrados que han fracasado en su intento de emerger a la superficie en las corrientes más rápidas aguas arriba. Hay que recordar que estos fracasados insectos acuáticos que llegan a medias aguas en deriva muerta a estas tablas y raseras, van descendiendo paulatinamente hacia el fondo. 

Las truchas como ya se puede anticipar, toman ventaja de todos los avatares con los que sus presas se enfrentan, permaneciendo en sus cazaderos diurnos, van interceptando sistemáticamente todos aquellos insectos que han tenído la poca fortuna de pasar muy cerca de sus predadores, bien al moverse en busca de otro asentamiento mejor, bien al emerger, o bien por fracasar en su intento por alcanzar la superfie y ser arrastrado por la corriente en deriva muerta.

Ahora bien, esta forma de alimentación de las truchas denominada en el argot mosquero como "ceba ordinaria", es con la que el pescador se enfrentará en estos escenarios la mayor parte del tiempo. 
Durante la "ceba ordinaria", las truchas simplemente interceptan insectos acuáticos bajo la superficie del agua y no suelen ser muy activas sobre ella (en superficie), salvo las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. El pescador tiene entonces que saber provocar la "picada" del pez, y no conozco hasta la fecha nada más efectivo que la ninfa-perdigón que precisamente imita una ninfa nadadora, o sea, una ninfa de Bétido en deriva muerta.

Del valle del Luna en el pasado, a una inmesa lámina de agua en el presente

Tácticas de pesca

La pesca en este tipo de escenarios "especiales" no es tan fácil como parece, ya que el pescador suele ser detectado por las truchas, bien cuando vadea aguas arriba, bien cuando lanza su línea, cuando golpea las piedras del fondo con las botas o el bastón de vadeo, o bien cuando engancha su mosca en las ramas aledañas o en el fondo del río. Por ello, antes de proceder a describir la técnica que utilizo para pescar este tipo de escenarios "especiales", permitéme darte antes algunos consejos sobre la táctica previa a la pesca.

Tablas, raseras y suaves corrientes de aguas claras, con poca profundidad y a plena luz del día, con un sol alto y de justicia, suelen ser los ingredientes necesarios para obtener un "rosco". El pescador poco experimentado o incluso con mucha experiencia, es consciente de esto, y por eso o pesca sin convicción estas aguas o se las salta por considerar una perdida de tiempo su pesca.

Entonces, lo primero de todo es examinar las aguas para determinar cuales son aquellas zonas donde las truchas pueden allarse. En segundo lugar, la aproximación sigilosa a esas zonas. Posiblemente sea la pesca con mosca la modalidad de pesca con la que más se identifica el vadeo sigiloso. Parece ser que la pesca con mosca impone al pescador la necesidad de hallarse vadeando las aguas del río, metido hasta la cintura y lanzando a diestro y siniestro. Sin embargo, cuando se trata de vadear escenarios "especiales" como estos de tablas o corrientes moderadas de aguas clara y poco profundas, el vadeo puede representar un  problema en tanto en cuanto no de efectúe con sumo cuidado.

Otra preocupación consiste en evitar movimientos innecesarios e inútiles, concentrándose solo en efectuar un lance preciso sin que lo detecte la trucha. Dicho esto, debemos utilizar el menor número posible de falso lances, evitar el uso de indicadores de "picada" flotantes de corcho o de otros materiales parecidos, ya que estos pueden interferir, distraer o imposibilitar la correcta ejecución de esta técnica de pesca, por lo menos la ténica que yo uso y que paso a describirla a continuación.

La técnica de pesca

Es evidente que cualquier pescador puede enfrentarse a estos escenarios con la técnica que considere más apropiada y que mejor domine, por ejemplo: la pesca al agua con mosca seca, la pesca con mosca ahogada  , con ninfa "estilo europeo" , al "hilo", con dos ninfas, o esperar que alguna trucha se cebe en superficie para sorprenderla con la imitación y la presentación más adecuada (pesca a "trucha vista"). Sin embargo, tablas y corrientes moderadas, de aguas cristalinas y poco profundas, con fondo pedregoso formado por cantos rodados y alguna que otra piedra de tamaño más grande, requieren a mi juicio una técnica de pesca muy especial y desobra conocida en el panorama internacional de pesca con mosca, la denominada "Técnica de ninfa descendente en tándem con una mosca seca". 

Esta técnica de pesca "ninfa descendente en tándem con una mosca seca", nos permite pescar en "largo" (a diferencia de la pesca al "hilo), muy necesario en este tipo de escenarios, para que los peces no detecten nuestra presencia, y además nos permite llevar la ninfa donde están las truchas apostadas bajo las piedras. Es como algunos dicen, "el Santo Grial de la pesca con mosca".

La pesca

Pescar con una mosca seca y una ninfa a la vez no es tan simple como parece y requiere de una mentalidad diferente de la pesca con mosca seca, especialmente en el lanzado. En esta técnica de "ninfa descendente en tándem", la mosca seca, también llamada "mosca indicadora", tiene como principal misión mantener la ninfa bajo el agua en una deriva natural, actuando también como indicador de "picada".

¿Cual es el problema con esta técnica? Creo que es un error esforzarse en obtener una deriva libre de arrastre de la mosca "indicadora" mientras la utilicemos como soporte de la ninfa. Es un esfuerzo infructuoso tratar de que la mosca "indicadora" derive sobre la superficie del agua con total naturalidad porque no es posible. La mosca "indicadora" puede tener su propia velocidad de deriva en la superficie y la ninfa otra diferente bajo el agua. Así que la mosca "indicadora" con esta técnica es secundaria, y la ninfa la mosca principal.

Este problema es significativo y hay que tratar de comprender la forma en que la línea de mosca, el bajo de línea, la mosca "indicadora y la ninfa, interactúan entre sí. Hay que pensar en ello como si pescáramos sólo con una ninfa y luego, en este proceso, alguna trucha puede tomar nuestra mosca "indicadora".

La mosca "indicadora"

Para esta técnica de "ninfa descendente en tándem", hay que elegir moscas acorde con el peso de la ninfa y que floten bien. Debe soportar no solo el peso de la ninfa, sino además debe ser lo suficientemente flotante como para que no se hunda cada dos por tres. A veces, con el objetivo de profundizar más, los ajustes de peso de la ninfa suelen ser frecuentes y resulta mucho más cómodo y rápido no tener que cambiar también de mosca "indicadora" cuando cambiamos de ninfa.

Aunque en esta ténica de pesca mi enfoque principal está en la ninfa, suelo elegir algunas moscas "indicadoras" que las truchas podrían tomar, como por ejemplo un tricoptero Flor de Escoba con señalizador y un collar bien poblado, también un tricoptero de pelo de ciervo recortado o en paracaidas con un poste bien visible.

Tricóptero Flor de Escoba, con señalizador fibras CDC bien visible y un copioso collar de flotación indio rubión claro de gallo vivo.

Tricóptero en paracaidas con poste bien visible.

La Adams de pelo de ciervo recortado con alas.

Tricóptero de pelo de ciervo recortado, de excelente flotación y visibilidad.

La Adams en paracaidas con poste bien visible.

Recuerda, la mosca "indicadora" tiene tres funciones principales: una debe flotar bien, la segunda debe ser bien visible y en tercer lugar debe soportar el peso de la ninfa que se encuentra debajo. Pero hay una cuarta que me gustaría añadir, debe ser pescadora, aunque no sea su principal función.

Distancia entre la mosca "indicadora" y la ninfa

La distancia entre la mosca "indicadora" y la ninfa es crucial para que esta técnica de "ninfa descendente en tándem" sea efectiva. Cuando quiero rastrear los fondos con la ninfa, sigo una regla más o menos fija para establecer dicha distancia que es el resultado de multiplicar por 1.5 la profundidad media del tramo a pescar, de tal manera que si el agua me llega por las rodillas, unos 50 centímetros más o menos, la distancia entre las dos artificiales sería de 75 centímetros, y si no quieres sacar la calculadora, la distancia debería ser siempre algo mayor de la profundidad media del agua. Evidentemente, cuando tengo necesidad de profundizar más, por ejemplo en aguas más profundas o cuando las corrientes son más fuertes, pongo una ninfa más pesada y alargo la distancia, y todo lo contrario cuando quiero que mi ninfa navege a medias aguas. Todo es cuestión de por donde queremos que navege la ninfa, teniendo en cuenta para ello las circunstancias ambientales que nos podamos encontrar del propio tramo, como fuertes corrientes, características del río, etc.

Generalmente, la forma más común de unir la mosca "indicadora" al bajo de línea es mediante un codal o hijuela, tomando para ello un trozo de nilon acorde a la profundidad que queramos que navege la ninfa, preferentemente del 6X-7X de fluorocarbono, y en la misma unión con el bajo de línea (nudo de cirujano), dejar un codal o hijuela de 10-12 centímetros para empatar la mosca "indicadora"

Los mejores codales o hijuelas deberían deslizarse fácilmente hacia arriba y hacia abajo para cambiar la profundidad sin tener que reensamblar cada dos por tres el aparejo. Los buenos pescadores saben que encontrar a los peces  pescando con esta técnica requiere ajustes frecuentes de profundidad, y si el cambio no es fácil y rápido, se suele evitar el cambio. Mi sistema de codal deslizable no es perfecto, pero a mí me funciona razonablemente bien. En otra ocasión te mostraré el aparejo y te diré por que no es perfecto, y quizás a tí también te guste.  

La unión con remolque, o sea, directamente a la curvatura del anzuelo de la mosca "indicadora", es más recomendable para pescar a trucha vista a medias aguas o muy cerca de la superficie en lanzamientos cortos y precisos.

Es recomendable disponer de una selección de moscas "indicadoras" de diferentes tamaños y patrones para poder adaptarnos a las diferentes situaciones que nos podamos encontrar a lo largo de un tramo de pesca. También es importante tener en cuenta que no es necesario que la mosca "indicadora" se hunda para saber que el pez ha tomado la ninfa, un ligero movimiento de la deriva que no sea natural puede ser un indicativo de que un pez a tomado el engaño.

La alta visibilidad de las moscas "indicadoras" y el siempre recomendable consejo de no pescar demasido lejos, te ayudarán a detectar estos signos reveladores.

El bajo de línea y la caña

La mayoría de los cónicos que usamos para seca serán suficientes para esta técnica de pesca. Tal vez los cónicos con una sección de tope más gruesa, de 9' piés 5X sean los más indicados para trabajar con ninfas de bola de tungsteno #2.0-2.3, porque además de ser muy fáciles de lanzar, permiten una transferencia de energia más suave. Sin embargo, aunque los cónicos comprados puedan ser la solución para la mayoría de los casos, personalmente me gusta construir mis propios bajos, independientemente que existan en el mercado cónicos específicos para esta técnica de pesca.

En cuanto a la caña poco más que decir que no se haya dicho ya, la que a uno más le guste y se encuentre agusto con ella. Personalmente uso para esta técnica la misma caña que para pescar a seca; 9' linea 4. Tal vez una caña de 9.5' o 10' pies de largo y peso #3 sean las cañas más adecuadas para esta ténica de pesca, son cañas que sirve para todo, aunque no hagan nada bien.

Los sabinares de Luna


¿Como llegar a este lugar?

La llegada a este lugar es sencilla. Partiendo desde León a la Magdalena, Pantano de Barrios de Luna (siempre dirección a Villablino por la CL-626), Sena de Luna. Un poco después, a unos 200 metros de Sena de Luna, cojemos un desvio a la izquierda en dirección al camping de Luna (carretera a Abelgas). 

Distancia aprox. desde León 68 kilómetros.
También podemos llegar por la AP-66 hasta la salida Puente Ingeniero Carlos Férnandez Casado y luego seguir hasta Sena de Luna por la CL-626.

Para ponerse en contacto con el camping Río Luna se puede visitar su página web: www.campingrioluna. com, o llamando al teléfono de contacto 987 59 77 14.

También es recomendable si tenemos la intención de acampar en este lugar, visitar la página web de la Junta de CyL: campingscastillaleon.es , (camping Río Luna)

Buena pesca.

Croquis del lugar (clic)


Comentarios

  1. Pues es un escenario muy interesante a la par que muy bello. Gracias por una entrada tan completa para dar a conocer un paraíso en nuestro país.
    Saludos y enhorabuena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, creo que es un lugar muy hermoso que mucha gente no conoce. Gracias por tu comentario.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares