¿Se ha vuelto alguna vez una trucha repoblada salvaje?

 "... Una vez que una trucha de criadero pasa un tiempo en el río, se vuelve salvaje". 

Esta afirmación se suele escuchar mucho entre pescadores de todos los niveles, probablemente desde el momento  en que se repoblaron los ríos por primera vez. 

La premisa según ellos es que las truchas repobladas se adaptan a su entorno y que adquieren las características y hábitos de las truchas salvajes al cavo de un tiempo en el río. ¿Pero, es eso cierto? ¿Es realmente así? No, no lo creo, los peces de criadero son eso, de criadero, y por mucho tiempo que pasen en el río seguirán siendo truchas repobladas de criadero. En realidad no es tan complicado, las truchas de criadero son animales diferentes y tienden a permanecer así durante toda su vida.


Trucha de criadero. E.D.S. Santa Marina del Rey, río Órbigo

**Nota aclaratoria** 

Estas reflexiones tratan sobre truchas de criadero para repoblar los ríos. No tratan sobre poblaciones de truchas repobladas del siglo pasado. Sin duda, todos reconocemos que la salvelinus fontinales introducida hace más de ciento cincuenta años en España son ahora truchas salvajes y actúan como tal, ni tampoco de alevines criados en cautividad a partir de huevos fecundados por progenitores autóctonos para repoblar las diferentes cuencas de nuestro sistema fluvial.

Todo comienza a nivel genético

Las mejores truchas salvajes provienen de un acervo genético, un conjunto de valores  heredados y acumulados durante generaciones. Quizás algunas truchas salvajes de nuestros ríos provengan de alguna cepa de trucha común alemana introducida en muchos ríos de nuestro país a finales del siglo XIX, o tal vez provengan de la "trucha común" nativa de nuestros ríos, el Salmo trutta, o vaya usted a saber si algunas de estas truchas salvajes provienen de otras cepas introducidas en el pasado. En cualquier caso, estas truchas son salvajes y sus genes no se ven afectados en gran medida por el progreso, ya que sus vidas se desarrollan en pequeños ríos y arroyos de montaña sin contaminar o muy poco contaminados.

Las mejores poblaciones de truchas salvajes son específicas de sus propios sistemas fluviales, y se han adaptado a los altibajos estacionales como fuertes sequías, altos caudales, temperaturas extremas, etc. La fuerza para prosperar y persistir están en sus genes salvajes. La variedad de genes que atesoran en sus cromosomas y proteínas, el denominado pool genético, es a la vez su esencia biológica y su seguro de supervivencia futura. Para entendernos, no podemos introducir o crear poblaciones de truchas mejor adaptadas a su medio que las truchas nacidas en el río.

Las truchas de criadero son lo opuesto a todo eso. La mayoría de estas truchas son híbridas que han sido seleccionadas genéticamente para alimentarse agresivamente y crecer rápidamente. La piscicultura es un buen negocio, por eso los criaderos promueven tanto este tipo de pez. Lo mismo sucede con los criaderos de perdices, son animales de granja y cuando se sueltan en los cotos de caza, se comportan como gallinas de corral, aunque naturalmente siempre hay excepciones, lo mismo que con los peces.

Estas truchas de criadero son el resultado de la ciencia. Los criaderos son propensos a brotes de  enfermedades porque hay muchos peces juntos, albergan cardúmenes de cientos de truchas por tanques de tres metros de ancho. Los biólogos seleccionan las truchas más resistentes a estas enfermedades y estas truchas luego producen huevos para la próxima generación. Sin embargo, las mismas cepas seleccionadas, tienen un rendimiento pobre en la naturaleza. El rendimiento de los peces de criadero, los que superan un año completo en el río, es muy bajo, incluso cuando están protegidos por regulaciones específicas como es la pesca sin muerte. Parece ser que estas truchas están mal equipadas para un entorno salvaje.

Del mismo modo, los criaderos funcionan mejor cuando las truchas crecen rápidamente, cuando más rápido se desarrolla un pez, antes se le puede enviar al río. ¿Qué hace que una trucha crezca rápido? Se alimenta agresivamente de comida preparada para ese fin, y eso no se parece en nada a como se alimenta nuestra cautelosa trucha salvaje.

Entonces, las truchas de criadero son genéticamente diferentes a las truchas nacidas en el río, y no se vuelven salvajes por el hecho de vivir en un entorno salvaje. De hecho, muchas son fácil alimento de nutrias y cormoranes. Pero, ¿qué pasa con las truchas de criadero que se adaptan lo suficiente como para sobrevivir en un entorno hostil como son nuestros ríos? ¿No aprenden a encontrar alimentos naturales? ¿No se mezclan con el resto de truchas? ¿Aprenden las reglas de la supervivencia? No, en realidad no.

Una trucha de criadero puede aguantar varias temporadas en el río y, ciertamente muchas lo logran, sin embargo, el porcentaje es muy bajo. Incluso, cuando una trucha de criadero aguanta varias temporadas en el río, nunca pierde la propensión a alimentarse de manera más agresiva que una trucha nacida en el río, de esta manera crecen más rápidamente que sus primas salvajes.

Genéticamente, los peces procedentes de criaderos son diferentes, y eso simplemente no se puede cambiar. Un braco alemán de caza nunca pastoreará un rebaño de ovejas como un carea leonés, sin importar cuanto tiempo esté en una granja con ovejas. Del mismo modo, él carea nunca aguantará una postura de perdiz como lo hace un puenter inglés o un perdiguero de Burgos.


Truchas de criadero

En estos días, algunos criaderos se afanan en recolectar huevos de cepas puras con el fin de criar truchas procedentes de peces salvajes. En verdad, estos criaderos pueden producir peces de aspecto más salvaje y colores brillantes con pintas rojas como rubíes, y cuando estos peces se ven en los estanques, pueden llegar a ser difíciles de distinguir del pez salvaje. Pero si bien estos peces están mucho más cerca de los peces nacidos en el río, todavía sufren el mismo destino que todas las truchas de criadero, acondicionamiento humano y artificial.


Trucha criada en cautividad de aspecto más salvaje

La experiencia es el mejor maestro

Nace una trucha en un arroyo de montaña. La cabeza y la cola salen del huevo, en un primer momento se parece mucho a un renacuajo. Un mes después, la trucha es un alevín de pleno derecho, un pez pequeño de varios centímetros de largo que intenta no ser devorado por sus congéneres o por otros peces más grandes. Aprende a ser cauteloso, a conocer los peligros que le acechan, a esconderse debajo de las piedras y raíces sumergidas. Aprende los ritmos de la naturaleza, del ciclo alimentario, aprende a conocer los animales que le rodean, incluso puede experimentar en su primer año las fuertes crecidas o las prolongadas sequías. Estos comportamientos aprendidos e impresos en los genes de un pez nacido en el río, no se puede extrapolar por completo a un pez nacido en cautividad.

Te animo a visitar un criadero de peces y a caminar por los largos tanques arrojándoles comida, verás que competitivos son por atrapar el alimento, notarás que la gran mayoría no se asusta, a los humanos nos relacionan con comida, no con peligro. Incluso en los criaderos más sofisticados, las truchas están acondicionadas para la alimentación artificial a base de granulado y están acostumbradas a la protección que les proporciona el propio criadero. Así mismo aprenden a vivir y alimentarse en grupos. Esencialmente, son peces mimados y protegidos hasta el momento de ser liberados. Por esta razón sostengo que un pez de piscifactoría nunca olvida estas lecciones.

He pescado algunos ríos de montaña donde se han liberado alevines nacidos en cautividad a partir de huevos fecundados por machos salvajes, esencialmente para mantener en estos ríos una población decente de truchas semisalvajes, y estos alevines convertidos en adultos todavía se alimentan de manera diferente a sus hermanos salvajes algunos años después.

La realidad

Los pescadores tienden a convencerse así mismos de las cosas que desearían que fueran verdad. En ocasiones me encuentro con pescadores de diferentes partes del país, algunos de lugares que no albergan truchas salvajes o solo pequeñas poblaciones aisladas en la cabecera de los ríos. En estos sitios, las administraciones liberan cientos de miles de truchas cada año con el fin de crear tramos propicios para la práctica de la pesca. Son escenarios fabricados y, sinceramente, a veces la pesca es fantástica en ellos.

Los pescadores que pescan estos tramos pueden argumentar con vehemencia que sus peces son "casi salvajes", o que son como truchas salvajes que han nacido en el río. Pero si visitan las verdaderas aguas de truchas salvajes con regularidad, verán la diferencia por sí mismos.

Estos ríos con truchas repobladas, especialmente los tramos que cuentan con truchas enormes, "peces trofeo", pueden incluso entrenar a un pescador para que se acostumbre a ciertos hábitos antinaturales de estos peces. Por eso, considera siempre que tipo de trucha engañaste y como la engañaste.

He escrito algo sobre las truchas salvajes en este mismo blog, y una buena lectura revela mi firme postura para proteger y mejorar las poblaciones de truchas salvajes allá donde quiera que existan. El pescado de criadero es un pobre sustituto del pescado real, y eso nunca cambiará. Son genéticamente diferentes y están condicionados para ser diferentes. La experiencia me ha demostrado que nada de eso cambia, no importa cuantas temporadas pueda aguantar una trucha de criadero en la naturaleza salvaje.

La proliferación de "truchas trofeo" por nuestros ríos, sienta un peligroso precedente de expectativas, especialmente par las nuevas generaciones de pescadores que descubren que las grandes truchas pueden llegar a la sacadera con bastante facilidad.

También estoy en contra de repoblar con truchas de criadero donde existan truchas salvajes, y una de las razones por las que no se deben mezclar es que pueden cruzarse y debilitar el acervo genético. Abundan las pruebas científicas que muestran el daño que estos peces de criadero pueden causar a las poblaciones de truchas silvestres. En realidad, la pérdida de la diversidad genética de nuestra trucha es la mayor amenaza para su conservación. Las causa de esta pérdida son la reducción del tamaño, la pesca extractiva, el deterioro del hábitat y, por supuesto las repoblaciones, origen de la llamada "contaminación genética". La truchas de criadero ciertamente tiene su lugar; en los cotos intensivos, o allí donde la trucha salvaje no pueda prosperar.

Desde siempre he confiado más en la naturaleza para cuidar las cosas que en el hombre. A lo largo de los siglos, a las truchas de nuestros ríos les ha ido bastante bien sin necesidad de que la salváramos. Los peces de criadero transmiten enfermedades a las poblaciones silvestres, y la suelta sin control de estos peces en el pasado, junto con los vertidos incontrolados a los ríos, fueron en gran medida los causantes de la casi total desaparición de nuestra trucha salvaje. Así que eso es todo.

Buena pesca. 


Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo.El alevin nacido en captividad de padres salvajes y soltado de alevin al rio puede acercarse al comportamineto de una salvaje pero nunca al 100%.Aun asi el 95% no llegan a adultos.Creo que para lo que sirevn es que este 5% que sobrevive desove en el rio y en tonces comienza otra vez el ciclo salvaje.Quizas se pierda algo de ADN al haber eclosionado en captividad.Lo que hay que hacer es conservar la casa de la trucha y que ella se encargue del resto.Un saludo.Alberto,farioreo

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    1. Alberto, estoy de acuerdo en que lo primero de todo es tener unos ríos limpios sin contaminar. Es una premisa sin la cual todo lo demás tiene poco sentido, ya que estos alevines son criaturas muy delicadas y carecen de la fabulosa plasticidad que tenemos nosotros para adaptarnos a cualquier medio. Todos los seres vivos que habitan nuestros cursos fluviales son de una inestabilidad biológica extrema. Cualquier circunstancia desequilibra su estabilidad y la extingue, por eso, la localización de nuestra trucha salvaje ha estado siempre muy circunscrita a condiciones ambientales precisas como pureza, oxigenación, temperatura del agua entre otros factores.
      El gran error de nuestros días es creer que estos alevines están dotados de una enorme resistencia biológica, y no es cierto. Si queremos pescar truchas salvajes, lo primero que debemos hacer es dejar de seguir contaminando los ríos. Como pescadores, hemos de mentalizarnos que sin ríos limpios no vamos a poder tener ni disfrutar de truchas salvajes. Si queremos que nuestras truchas salvajes sobrevivan y se reproduzcan, lo primero es recuperar su medio y luego cuidarlo. Un saludo.

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    2. Con un hábitat idóneo para los peces, las truchas se valen por si mismas para que se mantengan sus poblaciones con buena salud. Por desgracia cada vez hay más atrancos, por lo que hay mucho por hacer.
      Saludos

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    3. Estoy totalmente de acuerdo Josiño, nos queda mucho por hacer, pero si los pescadores nos concienciamos, si vamos juntos de la mano en este asunto, si pedimos con fuerza un cambio de rumbo, todo se puede conseguir. No es demasiado pronto ni demasiado tarde. Un saludo.

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